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El calor extremo se acentúa en las ciudades de rápido crecimiento y puede ser mortal. Estos son los motivos

Casi una cuarta parte de la población mundial se encuentra en zonas donde la exposición al calor extremo está aumentando y las personas pobres de las ciudades son los que más riesgo corren, según un nuevo estudio.
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Por Evan Bush - NBC News

El riesgo de calor extremo es una amenaza cada vez más presente para las ciudades de rápido crecimiento de todo el mundo, según un nuevo estudio publicado este mes en Proceedings of the National Academy of Sciences. 

Según el estudio, a medida que más personas se mudan a las ciudades y el clima se calienta, el calor extremo podría provocar problemas de salud y matar a más gente, reducir la productividad de los trabajadores y mermar las economías. Las personas pobres de las ciudades son los que más riesgo corren. 

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El estudio, que evaluó más de 13,000 ciudades entre 1983 y 2016, descubrió que la exposición al calor extremo en el mundo aumentó casi un 200% durante ese período, como resultado del crecimiento de la población, la emergencia climática y el hecho de que la infraestructura de las ciudades absorbe más calor.

Según el documento, casi una cuarta parte de la población mundial se encuentra en zonas donde la exposición al calor extremo está aumentando.

Los investigadores carecían de una imagen completa de las repercusiones del calor porque algunas partes del mundo en rápido desarrollo no disponen de datos fiables de estaciones meteorológicas y los modelos climáticos utilizados para estimar las temperaturas tienden a pasar por alto los puntos calientes urbanos. 

El estudio adoptó un enfoque novedoso y utilizó datos de satélites para medir el calor en todo el mundo y proporcionó a los investigadores una visión global más nítida del problema. El análisis revela que muchas personas que acuden a las ciudades en zonas de rápida urbanización, como el sur de Asia y el África subsahariana, llegan a lugares cada vez más vulnerables a las altas temperaturas y la elevada humedad.

“El crecimiento de la población no es intrínsecamente el problema, y mucho menos la urbanización”, señaló Cascade Tuholske, un científico de investigación postdoctoral en el Centro de la Red Internacional de Información de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Columbia y el autor principal del artículo de PNAS. “Es la falta de planificación y de inversión en estas zonas de rápida urbanización, pero eso puede cambiar”, añadió.

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Otro informe publicado el miércoles sobre los efectos de la emergencia climática en la salud sugiere que el problema se está intensificando y que las desigualdades entre los países ricos y los pobres están aumentando. 

The Lancet Countdown, una evaluación anual de los riesgos para la salud derivados del clima, reveló que los niños y las personas de 65 años o más han experimentado un aumento constante de la exposición a las olas de calor en la última década.

Ally Rogers, de 5 años, juega en agua de una boca de incendios con su padre Allen, el martes 28 de julio de 2020 en Nueva York.
Ally Rogers, de 5 años, juega en agua de una boca de incendios con su padre Allen, el martes 28 de julio de 2020 en Nueva York.Mark Lennihan / AP

En los últimos 30 años, los países con niveles de desarrollo bajos y medios han registrado los mayores aumentos de vulnerabilidad al calor, que se agravó porque muchas de estas comunidades carecían de acceso a aire acondicionado, refrigeración y espacios verdes urbanos.

El informe también señala que la emergencia climática está aumentando las condiciones adecuadas para los patógenos de las enfermedades infecciosas, revirtiendo los avances mundiales en la provisión de seguridad alimentaria y de agua y aumentando la exposición a los incendios forestales. 

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El calor puede causar problemas de salud o matar de múltiples maneras. Los órganos del cuerpo pueden recalentarse peligrosamente si se pierde la capacidad de regular la temperatura, y provocar riesgo de muerte. El calor también puede exacerbar los síntomas de dolencias subyacentes, como enfermedades cardíacas, diabetes o problemas renales.

En junio, una ola de calor sin precedentes en el noroeste del Pacífico de Estados Unidos causó la muerte de cientos de personas cuando las temperaturas alcanzaron los 108 grados Fahrenheit en Seattle y los 116 en Portland, Oregón. Los científicos han dicho que temperaturas tan extremas habrían sido casi imposibles si no fuera por la emergencia climática.

Sin embargo, las temperaturas son solo una de las preocupaciones. La humedad, la exposición al sol y el viento también afectan al cuerpo. La alta humedad, por ejemplo, puede reducir la capacidad del cuerpo para enfriarse con el sudor.

En el estudio sobre el riesgo de calor en las ciudades del mundo, los autores utilizaron una medida llamada temperatura del globo húmedo para evaluar estos factores. Esta temperatura suele utilizarse para determinar cómo afecta el calor a las personas durante actividades extenuantes, como ejercicios militares, deportes o trabajos al aire libre. 


Cuando las medidas de temperatura del globo húmedo alcanzan los 86 grados Fahrenheit, las condiciones son insalubres para muchas personas y aumentan las muertes entre las personas más vulnerables al calor, según el artículo de PNAS. Estas condiciones podrían equivaler aproximadamente a un índice de calor de unos 107 grados, según Tuholske. 

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Para comprender las tendencias del impacto del calor, los autores del estudio PNAS calcularon las temperaturas del globo húmedo y las medidas del índice de calor de miles de ciudades utilizando datos de imágenes térmicas por satélite y combinándolos con las lecturas sobre el terreno. A continuación, compararon los datos de temperatura con los mapas de población para conocer el número de personas afectadas por el calor extremo. 

Los autores estiman que la población mundial experimentó unos 40,000 millones de días en los que las temperaturas del bulbo húmedo alcanzaron al menos 86 grados en 1983. En 2016, ese número casi se había triplicado hasta alcanzar los 119,000 millones, según el documento.

Dos tercios del cambio se debieron al crecimiento de la población. El resto del aumento se debió a la emergencia climática y al calor adicional debido a la urbanización. 

Ellie Campbell, de 5 años, se refresca en Missoula, Montana, el 30 de junio de 2021.
Ellie Campbell, de 5 años, se refresca en Missoula, Montana, el 30 de junio de 2021.Tommy Martino / AP

Los investigadores sostienen que algunos estudios anteriores sobre el calor urbano global han subestimado su impacto porque algunas zonas no ofrecen observaciones fiables de las estaciones meteorológicas. En la India, por ejemplo, sólo 111 de las más de 3,000 ciudades evaluadas ofrecían buenos datos de observación, según el documento. 

“4,000 millones de personas viven a 12 millas (20 kilómetros) o más de distancia de una estación meteorológica”, apuntó Tuholske. 

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Los modelos climáticos que se suelen utilizar en este tipo de análisis tienden a minimizar los extremos y no están diseñados para evaluar las importantes diferencias de calor a pequeña escala entre ciudades. Por ejemplo, las zonas con menos árboles y más pavimento tienden a absorber más calor, haciendo que algunas partes de las ciudades sean 10 o incluso 20 grados más calientes que otras cercanas. 

Kristie Ebi, profesora del Centro de Salud y Medio Ambiente Global de la Universidad de Washington que estudia la salud y las olas de calor, dijo que el uso de datos satelitales proporcionó un nuevo y valioso análisis y aclara hasta qué punto las tendencias de la población están contribuyendo a aumentar la vulnerabilidad al calor. 

Sin embargo, el estudio tiene sus limitaciones. 

Las comunidades tienen diferentes vulnerabilidades y umbrales cuando el calor se vuelve peligroso, según Ebi, algo que el documento no tiene en cuenta. 

El mundo ya se ha calentado más de 1 grado Celsius (alrededor de 1.8 grados Fahrenheit) desde el siglo XIX, y es “inequívoco” que los humanos están calentando el planeta, según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publicado en agosto. 

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Los científicos prevén olas de calor más frecuentes e intensas a medida que el ser humano siga quemando combustibles fósiles y calentando el planeta. Algunas ciudades se están preparando: El alcalde de Sevilla, España, anunció esta semana que su ciudad denominará y clasificará las olas de calor de forma similar a como los meteorólogos tratan los huracanes. 

“La gente se va a las ciudades porque hay más oportunidades”, recordó Ebi. “Hay razones por las que las ciudades están creciendo. La cuestión es cómo conseguir que las ciudades crezcan teniendo en cuenta un clima más cálido”, añadió.